Después de una incómoda noche en ruta llegamos, 17 horas después de dejar Sydney, a Brisbane, conocida popularmente como Bris-Vegas y famosa por su movida nocturna y ambientillo cultureta. Brisbane es una ciudad a orillas del río que lleva su mismo nombre, y relativamente nueva, algo que se nota cuando paseas por sus calles. En los dos días que estuvimos allí lo más interesante que vimos fue nuestro alojamiento (el Tourist Guesthouse), un sitio con mucha personalidad y muy acogedor. Es una casa de finales del siglo XIX que ha mantenido su estructura original de la época.
Pusimos rumbo a Hervey Bay, una pequeña urbanización a orillas de una larguísima playa de arena blanca, cuyo principal atractivo es el avistamiento de ballenas (que para desgracia nuestra sólo se ven hasta octubre) y que es el punto de partida para ir a la impresionante Fraser Island, la mayor isla de arena del mundo y una maravilla de la naturaleza.
Lo que más nos llamo la atención al llegar a Hervey Bay, fue el cambio radical de ambiente viajero que nos encontramos y que pronto nos daríamos cuenta que es el que más abunda en la costa este australiana. La mayoría de viajeros eran grupos de jóvenes con más ganas de fiesta nocturna que de conocer el país. Lo peor? que fuéramos donde fuéramos, éramos, a nuestros treinta y pocos, los mas viejos del lugar.